Casi sin darnos tiempo a subir a nuestra web el anuncio de regreso, nos sacude la noticia de la pérdida de uno de nuestros Pantortilla de Oro.
Hoy se ha ido un referente en la historia última de Reinosa. Ha fallecido Caiña, el de la funeraria, como todo el mundo decía cuando se refería a él.
Por motivos de vecindad tuve la oportunidad de compartir muchos de sus ratos, y la suerte de contar, y eso fué reciproco, con todo su afecto.. Su amistad y cercanía con mi familia me llevó a estar presente en muchos de sus momentos y descubrir y conocer la gran persona que era. Su trato afable fué una de sus señas de identidad, que extendía a cualquiera que se le acercase.
La plaza Díaz Vicario, la parada de taxis, el Peñas Arriba son esos lugares del pueblo que hoy, a buen seguro, se sentirán muy vacíos. Su presencia en ellos formaba parte del paisaje en cualquier mañana de Reinosa. Eran casi su oficina, el despacho de esa empresa de servicios funerarios que él creó y que llevó y lleva su apellido como orgullo de marca.
Hoy le toca recibir los servicios de quienes continuando su labor, le tratarán con el cuidado y respeto del que hizo gala en toda su vida.
Para la Peña Campurriana se va uno de sus premiados. Uno de esos que, con sólo mencionar su nombre, son reconocidos y distinguidos por todos sus paisanos. Se va un socio de siempre, un colaborador presto y dispuesto a empujar cualquiera de las ideas que la Peña le planteara. Estará siempre en la historia de la nuestra asociación.
Por él y otros como él, seguiremos adelante.
Y por él, y como él, en nuestra próxima comida, al acabar, nos tomaremos una copita de anís.
¡¡Hasta siempre, Toño!!